miércoles, 25 de septiembre de 2013

El escritor más premiado y menos conocido de la historia

Ha sido calificado por los medio de comunicación españoles como el escritor más premiado del mundo" y es casi un desconocido. Esto a pesar que hasta la fecha ha ganado la portentosa suma de 1236 premios literarios (entre los que no destaca, como es obvio, el Premio Nobel). Se trata del multipremiado escritor Manuel Tarrín Benavides, quien nació en Montoro, provincia de Córdoba en 1931. Asegura que odia la novela y que nunca ha leído más de cinco páginas de El Quijote. El reparto de sus premios es el siguiente: 377 por cuentos, 4 por libros de prosa, 16 por libros de poesía y 839 por poemas individuales. En su pueblo le han dedicado una calle y han creado una asociación literaria que lleva su nombre.



lunes, 23 de septiembre de 2013

Gabo y los manuscritos abandonados a la fuerza



Gabriel García Márquez escribe y reescribe el original hasta que el agente literario se lo arrebata, casi a la fuerza,  y lo imprime. 

 "Un libro no se termina, se abandona", ha comentado varias veces el autor de Cien años de soledad






Fragmento extraído del libro "De cuando Vargas Llosa noqueó a Gabo", de Luis Fernández Zaurín (Editorial Styria. Barcelona, 2009).

sábado, 21 de septiembre de 2013

Goce, arte y compromiso: En busca de la sonrisa encontrada





En busca de la sonrisa encontrada (Ciudad Editorial, 2012), el último libro de Reynoso, es una invitación al placer. Lo es, en principio, por el fabuloso trabajo de la prosa y del estilo, tan bien cuidados por el autor, y en segundo lugar, por el entramado de historias y pasajes llenos de poesía y edulcorada sugerencia. En busca de la sonrisa encontrada continúa la tradición de los últimos libros publicados por el autor, todos marcados por un contexto hedonista y homoerótico. Reynoso, siempre tan solemne, afirma que este no es un libro de cuentos, mucho menos una novela corta o relatos autobiográficos. Él prefiere llamarlo "un libro sin género". Sea lo que sea, se trata de una obra imperdible y necesaria para todos los peruanos.
  Copio algunos de los pasajes que me gustaron más del libro:

«Eran rostros de un dulce quemado de miel de caña que resaltaba, en contraste, con la blancura de sus dientes. Luego que salían del mar embravecido, se tendían sobre la arena caliente, cara al sol, abrían, desmesurados, sus ojos negros para quitarse la sal y después los cerraban tiernamente y entonces sus rostros adquirían una tranquila expresión de goce intemporal.» (p. 28)

«Podría decir que el más joven huele a lluvia; que el mayor, a río; que el tercero, a cocha de lianas y flores salvajes; que el cuarto, a mercadillo informal, y que el quinto, simplemente, a plaza asoleada todo el día, pero corro el riesgo de que el lector pueda pensar que la expresión metafórica de esos olores no sea más que el fruto fáustico de mi imaginación sensorial.» (p. 33)

«Con disimulo, contemplo a Gabriel: su nariz es perfilada casi navaja, su rostro es largo, el color de su tez es de un pálido marrón casi ocre y la estructura completa de su rostro se semeja a las figuras de colores de los incas que aparecen en los textos escolares. Su hablar es lento con una leve y suave pronunciación de la zeta. Está sentado frente a mí. Me alcanza la botella y aprovecho para tocarle furtivamente la mano y siento la suave y tierna vibración de su piel. Si me hubiera sentado al lado de él, es posible que hubiera
aspirado, a través de su gruesa chompa de lana, su aroma natural de hierbas frescas.» (p. 82)

jueves, 19 de septiembre de 2013

La mayor y menor cuantía de los premios literarios


En su testamento de 1896 el novelista francés Edmond Hout Goncourt (Nancy, 1822-Essone, 1896), dejó escrito que se creara en honor de su hermano, el también escritor Jules (París, 1839, ídem, 1870), un premio literario que se denominaría Premio Goncourt cuyo fin era premiar el mejor volumen de imaginación en prosa. A pesar de que es el premio más prestigioso del país galo su dotación era de 50 francos. Al entrar en vigor el euro, el premio se redondeó a la simbólica cifra de 10 euros. Se trata del más importante de los premios que menor cuantía tiene. 


    Por el contrario, los 601.000 euros del Premio Planeta, que ha logrado que millones de españoles lean cada Navidad y tiene un marcado trasfondo comercial, es el de mayor dotación económica. Fue creado por José Manuel Lara (El Pedroso, 1914-Barcelona, 2003) en 1952. Se otorga el día 15 de octubre, onomástico de Santa Teresa, que así se llamaba la esposa del editor barcelonés.

Fragmento extraído del libro "De cuando Vargas Llosa noqueó a Gabo", de Luis Fernández Zaurín (Editorial Styria. Barcelona, 2009).

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Ocho consejos de Maurois sobre cómo escoger libros


Amante de la buena literatura, André Maurois  recibió en vida el homenaje del mundo intelectual de su época y, hasta el día de hoy, la admiración del público en general. Aunque fue un gran autor de novelas, relatos y ensayos, destacó en la elaboración y construcción de documentadas biografías de personajes resaltantes de la literatura y la historia, las cuales escribió siempre con una aguda, divertida y chispeante inteligencia. Biografías como las que hizo de Balzac, Byron o Napoleón, son una delicia para cualquier tipo de lector. Estos consejos que copio están tomados de sus memorias. Hay que escucharlo. Maurois lo sabía muy bien: los libros son muy importantes y hay que saber cómo escogerlos.

 
  1. Vale más conocer perfectamente algunos autores y algunos temas, que tener una idea vaga y superficial de muchos autores.
  2.  
  3. En la juventud hay que andar entre libros como se va por el mundo: en busca de buenos amigos.
  4.  
  5. Hagamos un gran sitio a los grandes textos. El número de las obras maestras es tal que jamás las conoceremos todas. Tengamos confianza en la selección hecha por los siglos.
  6.  
  7. Procuremos elegir bien el alimento. A cada espíritu le conviene un régimen literario especial. Aprendamos a conocer quiénes son nuestros autores, encerrémonos con ellos y dejemos tranquilamente fuera de casa a los demás.
  8.  
  9. Rodeemos nuestra lectura, siempre que sea posible, de la atmósfera de recogimiento que reservamos a una noble ceremonia.
  10.  
  11. Hagámonos dignos de los buenos libros, porque con la lectura ocurre como con el amor: que no se halla ni en el amor ni en los libros nada más de lo que ya se lleva dentro. El arte de leer es, en gran parte, el arte de encontrar la vida en los libros y, gracias a ellas comprenderla mejor.
  12.  
  13. No nos ha de importar nada estar al corriente de la literatura actual (esto es cosa de los críticos), si estamos un poco al corriente de algo de lo bueno que se ha escrito desde que el mundo escribe.
  14.  
  15. Un último consejo: lo mejor que podemos hacer con un libro, del que después de leer los primeros capítulos tenemos la impresión de que nunca lo reeleremos, es cerrarlo y dejarlo cerrado ya para siempre.

martes, 17 de septiembre de 2013

Borges y el buen rock and roll



María Kodama, polémica compañera de Borges ya en el tramo final de su vida, cuenta que el escritor Borges escuchaba a Pink Floyd, a los Beatles y a los Stones, nada más y nada menos. Por otro lado aborrecía a Bethoven. A Gardel no le perdonaba haber convertido el tango en algo llorón y sentimental.
  Tanto le gustaba Pink Floyd que el himno para su cumpleaños no era el Happy Birthday sino The Wall*.




*Fernández Zaurín, Luis. "De cuando Vargas Llosa noqueó a Gabo". Editorial Styria. Barcelona. 2009. p. 72.

lunes, 16 de septiembre de 2013

El monstruo de la nueva poesía




Enflaquecido y enfermo, un hombre con los cabellos blancos ingresa en el hospital de la Concepción, en Marsella, la noche del 22 de mayo de 1891. Envejecido prematuramente, representa estar en los sesenta cuando no tiene sino treinta y siete años. Ha llegado de Aden. Lleva 10.000 francos en oro oculto en el cinturón de cuero. En la rodilla derecha tiene un tumor canceroso. Le han de cortar la pierna. Cuando muere, cuatro meses después, ingora que alrededor de su nombre y de su escasísima obra se ha formado en París una leyenda y que ya se le considera el pregonero y el monstruo de la nueva poesía moderna.
  ¿Quién era este hombre? ¿Qué había escrito? ¿Por qué moría tan joven? ¿Cuál había sido su vida pasada?
 

domingo, 15 de septiembre de 2013

De cómo Gabo no pudo hablarle a Hemingway en París

 
 
 
Gabriel García Márquez y Hemingway en París*
 
En 1955 el diario colombiano El Espectador envía a García Márquez a Europa como corresponsal. El Premio Nobel de Literatura permanecerá en Europa durante cuatro años alternando en varias ciudades, primero Ginebra, luego Roma y, finalmente, París. Cuando se instaló en la capital de Francia recibió la noticia que su periódico había sido clausurado al tiempo que se le ordenaba regresar a Colombia. Sin embargo, Gabo tomó una decisión crucial en su vida y es permanecer en la capital del Sena donde escribió en 1961 La mala hora y una de sus novelas cumbres, El coronel no tiene quien le escriba, aparecida en 1958.
  Paseando un día por la ciudad Gabo reconoció en la otra acera a Hemingway. Por miedo a hacer el ridículo con su pobre inglés le gritó al autor de Por quién doblan las campanas:
–¡Maestro!
Hemingway siguió su camino y aunque no conocía a García Márquez, sobre la marcha le espetó:
–¡Adiós, amigoooooooo!
 
 
 
(Fernández Zaurín, Luis. "De cuando Vargas Llosa noqueó a Gabo". Editorial Styria. Barcelona. 2009. p. 194.)

sábado, 14 de septiembre de 2013

Varguitas seductor

 
 
El polifacético intelectual Ramón Riera hace unos años contó una anécdota acerca de Vargas Llosa.
«Yo tenía un apartamento en la playa de Calafell, donde Carlos Barral, amigo mío, tenía con su familia un pequeño bar-restaurante, La Espineta, a donde yo iba muy a menudo junto a otros escritores. Allí, una vez, Vargas Llosa, me jodió quinientas pesetas de las de entonces, algo que nunca le voy a perdonar.
Entré a La Espineta a medio día acompañado de una chica muy guapa que me acompañaba. Vargas Llosa, el Varguitas de La Tía Julia y el escribidor, que me conocía porque nos había presentado Barral, nos vio y enseguida se acercó a saludar. Mientras me saludaba a mí no dejaba de prestarle atención a la chica, que era a la que, en realidad, miraba. Entonces me fui al lavabo y, cuando regresé, ya se habían ido él y la chica y la cuenta me la dejó para mí. Aún recuerdo, tiempo después, que cuando se presentó a las elecciones del Perú recé para que no ganara».

domingo, 8 de septiembre de 2013

"Nena" y sus dos impactos


Artículo publicado en El Comercio el 07 de septiembre de 2013.
 
 
"Nena" y sus dos impactos
Por: Pedro Novoa*
 

El primer impacto que produjo la prosa de Álex Rivera de los Ríos fue la del deslumbramiento, el segundo, muy seguido al anterior, fue el de la acuciante emoción. Un primer deslumbramiento porque a través de una prosa puntillosa, esmerada y hasta por momentos preciosista nos lleva de la mano por ambientes diversos, mundos imaginarios que se intercalan entre barrios, barriadas, campos y ciudades.

 Un segundo momento, el de la apremiante emoción, porque a través de la construcción de voces, también diversas, como si quisiera demostrar una tácita habilidad orfebre, Álex Rivera de los Ríos se desliza entre primeras y terceras voces, entre protagonismos, testigos y omnisciencias que se van intercalando para contarnos sus nueve historias, casi como quien ejercita complejas filigranas narrativas. Entramados que abordan los deseos simples, las frustraciones, los fantasmas y demonios interiores de niños, jóvenes y adultos de distintas procedencias y estratos sociales. El autor hace un bestiario humano, un paseo obligado por un carrusel de personajes disímiles donde nada se queda fuera: el estupro velado, el enamoramiento, la homosexualidad masculina, el lesbianismo, la drogadicción, la acción intensa y la pasión de vidas signadas por la angustia, por la intensa vitalidad de sobrepasar la línea de flotación de sus domésticas desgracias, que por extensión son las de todos nosotros y de la condición humana.

El mérito del cuento es su contundencia y el logro del conjunto reunido bajo este libro es que esa contundencia cambie de registros, que no se repita y agote en sí misma. Y en efecto, a lo largo de la obra, Rivera de los Ríos logra vencer el reto de la no reiteración. Y al no repetirse, se asiste a un narrador con oficio que quiebra y avanza, que esquiva y gana. Pocos cuentistas logran dicha labor de orfebre, ya que se suele tener hilos conductores y temáticos que te imprimen cierta consecución, pero en Nena, esto no es así. Cada cuento es un pequeño universo bien orquestadazo, un mundo ficcional que exige su propia atmósfera, sus propias coordenadas narrativas particulares.

Pero ¿dónde radica este doble impacto que causa leer a Álex Rivera de los Ríos? A mí me parece que en el cuidado del estilo, del lenguaje perfilado y pulido, en la consistencia de las voces, en las descripciones impresionistas y, por su puesto, en esa vocación irrefrenable de contar historias que nos remezan y nos saquen del asiento con dos impactos o con más, que desde ya, le agradecemos.  

Aventurando a ser agoreros, creo que luego de la batalla ganada, este joven escritor arequipeño, luego de demostrar sobradas razones para inscribirse dentro de los narradores peruanos contemporáneos, puede apuntar a la novela, ejercer el oficio narrativo a esa dimensión, abordar un mundo más amplio, y con lo expresado y demostrado en esta obra cuentística, desde luego que creemos que sí. Esperamos, pues, su próxima entrega.
  
 

*Pedro Novoa Castillo es un escritor peruano. Ha sido galardonado con el premio Nacional de Dramaturgia 2004, Premio Horacio de Novela Corta 2010 con la novela Seis metros de soga, Premio Internacional Mario Vargas Llosa 2011) con la novela Maestra vida, premio que fue entregado por el propio Mario Vargas Llosa en Arequipa. Además ha obtenido diversos premios de los que destacan: Primer puesto en el “I Juegos Florales 2003: Antonio Cisneros”, mención honrosa en el “I Juegos Florales 2004: Washington Delgado Tresierra” y Primer Puesto en el “Concurso de Cuento Corto Dante Alighieri”.