Artículo publicado en El Comercio el 07 de septiembre de 2013.
"Nena" y sus dos impactos
Por: Pedro Novoa*
El primer impacto que produjo la prosa de Álex Rivera de los Ríos fue
la del deslumbramiento, el segundo, muy seguido al anterior, fue el de la acuciante
emoción. Un primer deslumbramiento porque a través de una prosa puntillosa,
esmerada y hasta por momentos preciosista nos lleva de la mano por ambientes
diversos, mundos imaginarios que se intercalan entre barrios, barriadas, campos
y ciudades.
Un segundo momento, el de la apremiante emoción, porque a través
de la construcción de voces, también diversas, como si quisiera demostrar una tácita
habilidad orfebre, Álex Rivera de los Ríos se desliza entre primeras y terceras
voces, entre protagonismos, testigos y omnisciencias que se van intercalando
para contarnos sus nueve historias, casi como quien ejercita complejas
filigranas narrativas. Entramados que abordan los deseos simples, las
frustraciones, los fantasmas y demonios interiores de niños, jóvenes y adultos
de distintas procedencias y estratos sociales. El autor hace un bestiario
humano, un paseo obligado por un carrusel de personajes disímiles donde nada se
queda fuera: el estupro velado, el enamoramiento, la homosexualidad masculina,
el lesbianismo, la drogadicción, la acción intensa y la pasión de vidas
signadas por la angustia, por la intensa vitalidad de sobrepasar la línea de
flotación de sus domésticas desgracias, que por extensión son las de todos
nosotros y de la condición humana.
El mérito del cuento es su contundencia y el logro del conjunto
reunido bajo este libro es que esa contundencia cambie de registros, que no se
repita y agote en sí misma. Y en efecto, a lo largo de la obra, Rivera de los
Ríos logra vencer el reto de la no reiteración. Y al no repetirse, se asiste a
un narrador con oficio que quiebra y avanza, que esquiva y gana. Pocos
cuentistas logran dicha labor de orfebre, ya que se suele tener hilos
conductores y temáticos que te imprimen cierta consecución, pero en Nena, esto no es así. Cada cuento es un pequeño
universo bien orquestadazo, un mundo ficcional que exige su propia atmósfera,
sus propias coordenadas narrativas particulares.
Pero ¿dónde radica este doble impacto que causa leer a Álex Rivera
de los Ríos? A mí me parece que en el cuidado del estilo, del lenguaje perfilado
y pulido, en la consistencia de las voces, en las descripciones impresionistas
y, por su puesto, en esa vocación irrefrenable de contar historias que nos remezan
y nos saquen del asiento con dos impactos o con más, que desde ya, le agradecemos.
Aventurando a ser agoreros, creo que luego de la batalla ganada, este
joven escritor arequipeño, luego de demostrar sobradas razones para inscribirse
dentro de los narradores peruanos contemporáneos, puede apuntar a la novela,
ejercer el oficio narrativo a esa dimensión, abordar un mundo más amplio, y con
lo expresado y demostrado en esta obra cuentística, desde luego que creemos que
sí. Esperamos, pues, su próxima entrega.
*Pedro Novoa
Castillo es un escritor peruano. Ha sido
galardonado con el premio Nacional de Dramaturgia 2004, Premio Horacio de
Novela Corta 2010 con la novela Seis metros de soga, Premio Internacional Mario
Vargas Llosa 2011) con la novela Maestra vida, premio que fue entregado por el
propio Mario Vargas Llosa en Arequipa. Además ha
obtenido diversos premios de los que destacan: Primer puesto en el “I Juegos
Florales 2003: Antonio Cisneros”, mención honrosa en el “I Juegos Florales
2004: Washington Delgado Tresierra” y Primer Puesto en el “Concurso de Cuento Corto
Dante Alighieri”.
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