sábado, 14 de septiembre de 2013

Varguitas seductor

 
 
El polifacético intelectual Ramón Riera hace unos años contó una anécdota acerca de Vargas Llosa.
«Yo tenía un apartamento en la playa de Calafell, donde Carlos Barral, amigo mío, tenía con su familia un pequeño bar-restaurante, La Espineta, a donde yo iba muy a menudo junto a otros escritores. Allí, una vez, Vargas Llosa, me jodió quinientas pesetas de las de entonces, algo que nunca le voy a perdonar.
Entré a La Espineta a medio día acompañado de una chica muy guapa que me acompañaba. Vargas Llosa, el Varguitas de La Tía Julia y el escribidor, que me conocía porque nos había presentado Barral, nos vio y enseguida se acercó a saludar. Mientras me saludaba a mí no dejaba de prestarle atención a la chica, que era a la que, en realidad, miraba. Entonces me fui al lavabo y, cuando regresé, ya se habían ido él y la chica y la cuenta me la dejó para mí. Aún recuerdo, tiempo después, que cuando se presentó a las elecciones del Perú recé para que no ganara».

No hay comentarios:

Publicar un comentario